lunes, 8 de diciembre de 2014

Resiliencia y crecimiento


Son muchas las personas que a lo largo de su vida sufren situaciones traumáticas y que a pesar de ello continúan con sus proyectos personales y profesionales, “la vida continúa”, ¿cuantas veces hemos escuchado esta frase?


En muchas ocasiones nuestro entorno se sorprende de la fortaleza que puede mostrar una persona que ha sido víctima de un accidente de trafico y que ahora sufre una discapacidad, aquella otra que está superado un cáncer, o esa persona que ve como su ser más querido se va apagando poco a poco.

¿De donde se sacan fuerzas? Todas estas personas se reinventan de alguna forma y a pesar de lo que están viviendo, que siempre está presente en mayor o menor medida, siguen hacia delante. Además, algo en ellos ha cambiado, ya no volverán a ser la misma persona.

Hay una capacidad que muchas de ellas han desarrollado, la resiliencia, que les hace sobreponerse a lo que están viviendo y mantener un equilibrio en su día a día. Pero no es algo que de repente aparece, sino que se trata de un proceso dinámico y evolutivo que va a depender de muchos factores (trauma, etapa de vida, vivencias, cultura, etc.)

Y además, no en pocas ocasiones, nos encontramos con que a posteriori se produce en ellos un cambio positivo, ¿cómo puede ser que de tanto dolor se obtenga algo bueno? Diversos estudios evidencian que se obtiene un crecimiento postraumático:

  • Cambian su forma de ver a vida. Se ha modificado su escala de valores y esto hace que aprecien cosas a las que antes no les concedían importancia y que otras que eran importantes para ellas ya no tengan demasiado valor.
  • Cambian como personas. Se sienten más capaces de superar adversidades. Han aprendido a conocerse a sí mismos y son cocientes de sus fortalezas y debilidades.
  • Las relaciones interpersonales son distintas. Han fortalecido vínculos con determinadas personas y además tienden a ser más empáticas con el sufrimiento ajeno, desarrollando conductas de ayuda hacia los demás.

Las personas tenemos la capacidad de aprender de nuestras vivencias en la medida en que analizamos cómo hemos cambiado y qué capacidades hemos puesto en marcha para sobreponernos frente a situaciones extremas y dolorosas. Esto no nos va a hacer invulnerables pero producirá un crecimiento personal. A veces lo descubriremos solos y otras nos ayudará nuestro entorno (familia, amigos o profesionales).


Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña. Heráclito de Efeso (540 AC-470 AC) Filósofo griego.



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