El trabajo emocional
Las emociones están presentes en cada uno de nosotros/as. Tenemos sentimientos negativos (ira, ansiedad, depresión, etc.) y positivos (simpatía, positividad, calma, etc.) en el día a día, y aquí se incluye no solo nuestra vida personal sino también la profesional.
Una emoción es un estado complejo del organismo caracterizado por una excitación o perturbación que predispone a una respuesta organizada. Las emociones se generan como respuesta a un acontecimiento externo o interno.
El trabajo con personas requiere ser capaz de gestionar nuestras emociones, las positivas pero también las negativas, puesto que estas influyen en las emociones de los usuarios/as o clientes a los que prestamos nuestros servicios. Este hecho media en la realización o no de un trabajo eficaz, en nuestra satisfacción y por lo tanto en la salud.
Son múltiples las variables que se relacionan con las consecuencias negativas de este trabajo emocional:
- Frecuencia de la emoción. A mayor frecuencia de emociones no sentidas por el trabajador, mayor repercusión tendrá en su salud psicosocial. Puede llevar a la alienación y a la fatiga.
- Duración. Disponemos de patrones de respuesta emocional, pero cuanto mayor es la duración de la expresión es más difícil recurrir a estos patrones.
- Intensidad de la expresión emocional. Cómo de fuerte o qué tipo de emoción ha de ser expresada.
- Variedad de las emociones. Cuanto mayor es el repertorio mayores consecuencias negativas.
Cuando hay un desajuste entre las emociones experimentadas y las expresadas el trabajador/a sufre disonancia emocional.
Esta es consecuencia en muchas ocasiones de manifestar emociones que responden a las expectativas de la empresa y del puesto pero que la persona trabajadora no siente realmente.
La gestión emocional tiene influencia en el bienestar psicológico y físico del trabajador/a debido a su complejidad y al consumo de recursos que genera. Está por ejemplo muy realacionado con el "sindrome de estar quemado", sobre todo con el agotamiento emocional que sufre el trabajador/a y la despersonalización del ususario/a o cliente. Además de producir dolencias psicosomáticas, como la elevada activación emocional.
Emociones positivas
Pero este trabajo emocional también puede tener consecuencias positivas, favoreciendo nuestra satisfacción laboral y logro personal.
El contagio emocional favorece emociones positivas (una sonrisa del usuario/a se responde con otra).
Si la persona que trabaja no tiene disonancia emocional y tiene recursos emocionales para enfrentarse a esas demandas el trabajo emocional tendrá consecuencias positivas. Influimos de forma positiva en lo demás y de esta forma se mejoran las relaciones sociales, ya que se tiende a sincronizar los gestos y expresiones faciales, las posturas y movimientos corporales.
Además se favorece un buen clima laboral, y consecuentemente el trabajo en equipo. La satisfacción favorece la creatividad y también la resolución eficaz de conflictos, entre otros aspectos.
¿Pero se pueden controlar las emociones?
Podemos decir que más que controlarlas lo que podemos hacer es aprender a gestionarlas de una forma eficaz. Son variadas las estrategias que se pueden aprender (técnicas de relajación, detención del pensamiento, ensayo mental, etc.) pero aquí vamos a enumerar algunos de los estados positivos que nos permiten tener una vida más saludable:
- Estado de calma. Las técnicas de relajación son un gran aliado para conseguirlo. Relajar cuerpo y mente tiene beneficios en nuestra salud.
- Optimismo. Esta actitud nos ayuda a alejar los sentimientos negativos, ayudandonos a explicar las cosas malas que nos ocurren de una forma constructiva.
- Seguridad. Si sentimos que podemos enfrentarnos a una situación, nuestro sentimiento de control aumenta y tendremos una actitud más positiva hacia la resolución de conflictos.
- Apoyo emocional. Las conexiones humanas, como amigos o familiares, amortiguan los efectos del estrés.
- Diversión. La risa nos proporciona felicidad, fortaleciendo nuestro sistema inmunológico y regulando nuestro estado de ánimo, entre otros muchos beneficios.
- Bondad. Nuestra felicidad es proporcional al bien que hacemos a los demás.
"No olvidemos que las pequeñas emociones son los capitanes de nuestras vidas y las obedecemos sin siquiera darnos cuenta" - Vincent Van Gogh.

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